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16,06 €En los años treinta, ParÃs era la capital cultural del mundo. Allà estaban todos los artistas, escritores, músicos y actores. Pero el 14 de junio de 1940, el ejército de la Alemania nazi ocupó ParÃs y súbitamente el mundo cultural tuvo que preguntarse, ¿Qué hacer? Algunos se exiliaron, como André Breton; otros huyeron para encontrar la muerte más adelante, como Irène Némirovsky; otros pasaron a la clandestinidad y se sumaron a la Resistencia; la gran mayorÃa intentó seguir viviendo y desarrollando su obra. Bajo el nazismo, la actividad cultural de ParÃs se mantuvo en todo su apogeo. Al constatarlo surgen una serie de preguntas: ¿Cómo abordaron artistas e intelectuales el peor momento polÃtico de la ciudad en todo el siglo XX? ¿Acaso el talento y el estatus trajeron consigo una mayor responsabilidad moral? ¿Es posible que una cultura floreciera en ausencia de libertad polÃtica? ¿Acaso trabajar durante la ocupación supuso automáticamente un acto de colaboracionismo? ¿Se puede sancionar a un escritor que ha cometido el «crimen» de tener una opinión? ¿Tienen los pintores, músicos y actores más dotados la obligación de ejercer el liderazgo ético? La búsqueda de respuestas a todas esas preguntas supone el punto de partida de este libro.En los años treinta, ParÃs era la capital cultural del mundo. Allà estaban todos los artistas, escritores, músicos y actores. Pero el 14 de junio de 1940, el ejército de la Alemania nazi ocupó ParÃs y súbitamente el mundo cultural tuvo que preguntarse, ¿Qué hacer? Algunos se exiliaron, como André Breton; otros huyeron para encontrar la muerte más adelante, como Irène Némirovsky; otros pasaron a la clandestinidad y se sumaron a la Resistencia; la gran mayorÃa intentó seguir viviendo y desarrollando su obra. Bajo el nazismo, la actividad cultural de ParÃs se mantuvo en todo su apogeo. Al constatarlo surgen una serie de preguntas: ¿Cómo abordaron artistas e intelectuales el peor momento polÃtico de la ciudad en todo el siglo XX? ¿Acaso el talento y el estatus trajeron consigo una mayor responsabilidad moral? ¿Es posible que una cultura floreciera en ausencia de libertad polÃtica? ¿Acaso trabajar durante la ocupación supuso automáticamente un acto de colaboracionismo? ¿Se puede sancionar a un escritor que ha cometido el «crimen» de tener una opinión? ¿Tienen los pintores, músicos y actores más dotados la obligación de ejercer el liderazgo ético? La búsqueda de respuestas a todas esas preguntas supone el punto de partida de este libro.Alan Riding, fue durante doce años corresponsal cultural de The New York Times en Europa. Anteriormente habÃa trabajado para el mismo diario en ParÃs, Madrid, RÃo de Janeiro y Ciudad de México. Es autor de Vecinos distantes: Un retrato de los mexicanos, considerado hoy como un estudio clásico sobre el México moderno. Ha dedicado los últimos años a la investigación y la redacción del libro que hoy publicamos, con el cual ha ganado el II Premio Internacional de Ensayo Josep Palau i Fabre y el SpearÆs Book Award for Social History al mejor libro del año de esta especialidad. Riding buscó a artistas, escritores y otras personas que hubieran vivido los «años oscuros». Su testimonio fue crucial para demostrar que la vida durante la ocupación no fue un fotograma en el que un solo momento representara todos los demás, sino un drama en evolución constante, un bullicioso escenario en el que coexistieron necesariamente lealtad y traición, comida y hambre, amor y muerte, y en el que incluso la lÃnea que separaba el bien del mal, la résistance de los collaborateurs, parecÃa desplazarse según los acontecimientos.