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17,96 €La filosofÃa es un modo de ver la densidad de la realidad. Platón pensaba que la inteligencia podÃa ir subiendo desde las cosas más pequeñas hasta el gran mundo de las ideas. De esto trata este libro, de la filosofÃa de las pequeñas cosas, de una «filosofÃa zoom» que medita sobre esos acontecimientos pequeños, desde la altura de un sistema. O que construye un sistema a partir de la humildad de lo real.
Ahà están los reflejos de la luz en un vaso, el encanto de una mirada, la gracia de un movimiento. Son breves epifanÃas, instantes de belleza. Ortega, que también fue a ratos filósofo zoom reflexionó sobre el hecho de que nos saludemos dándonos la mano, sobre la existencia de soportales en las plazas antiguas, o sobre lo que significa el marco de un cuadro. Bergson dedicó un magnÃfico libro a estudiar la risa. Y Simone de Beauvoir recordaba el entusiasmo con que Sartre y ella oyeron contar a Raymond Aron que habÃa una filosofÃa que consideraba importante meditar sobre un cóctel de albaricoque: la fenomenologÃa.
¿Y si en las cosas pequeñas estuviera escondida la verdad de las grandes? ¿Las experiencias transcendentales pueden emerger en lo intranscendente? Un fenómeno cotidiano, como tener algo «en la punta de la lengua», revela los misterios de la memoria. San AgustÃn creÃa que el alma humana estaba inquieta porque «tenÃa en la punta de la lengua» a Dios y no acertaba con la palabra o con la experiencia. Y un gran filósofo francés, Vladimir Jankélévitch, escribió un libro titulado Le Je ne sais-quoi. Un tratado de filosofÃa mÃnima, sin duda, como lo es este libro, que pretende articular un sistema filosófico a partir de la fulguración de las pequeñas cosas.